Cambios en el jardín. El espliego o la lavanda

Vivimos cambios en el clima y el jardín se adapta. No queda más remedio si queremos seguir viéndolo bonito.

Hemos comenzado a eliminar plantas que no aguantan la sequía ni las altas temperaturas y a sustituirlas por otras todoterreno a las que les gusta el sol y no necesitan riego.

Entre ellas está el espliego (Lavandula angustifolia) que es un pequeño arbusto que alcanza los 80 cm de altura, de hoja perenne y flores agradablemente perfumadas.

Desarrolla cortas ramas leñosas de las que surge una copa frondosa. 

Sus tallos son tetragonales y están cubiertos de una ligera pelusilla que les da un color verde azulado.

Sus hojas son opuestas, sésiles (sin peciolo) y lineares con borde muy lobulado.



Las flores, de color azulado, lila o morado, son muy pequeñas y están dispuestas en verticilos y reunidas en inflorescencias en forma de espigas de hasta 10 cm de largas, situadas en el extremo de largos y finos tallos. La inflorescencia termina en un penacho de brácteas de color algo más acentuado que el de las flores.




Es una planta propia de la región mediterránea y por tanto ideal para zonas de clima templado. Florece en el verano.

Qué le gusta
  • Le encanta estar a pleno sol.
  • Resiste las heladas.
  • Se conforma con cualquier tipo de suelo incluso con los calcáreos.
  • Soporta los climas marinos.
  • No necesita riego.
  • Se adapta a suelos pobres.
Solo tiene un defecto: no es una planta longeva así que después de unos pocos años muere pero no antes de dejar fácilmente descendencia.

Poda

Se despuntan los tallos a finales de verano o principios de otoño, eliminando así las flores secas. Se recortan un par de hojas o tres por debajo de cada flor.
En primavera, conviene eliminar la mayoría de los vástagos de la temporada anterior.
Si la planta se queda desnuda, sin hojas por debajo, en primavera se la somete a una poda algo más drástica, cortando por encima de algún brote situado lo más abajo posible.

Reproducción

La reproducción es muy sencilla. Sus semillas arraigan con mucha facilidad. También acoda fácilmente o se multiplica por medio de esquejes semileñosos que plantamos de tres en tres en primavera o en otoño en un lugar resguardado.

Hay otra planta de su misma familia: la alhucema (Lavandula dentata) de color más agrisado y flores más pequeñas que florece en primavera, verano y otoño, prácticamente durante todo el año pero que no soporta tan fácilmente las heladas.

Y luego están las Lavandulas silvestres como Lavandula stoechas, conocida vulgarmente por Cantueso, con sus hermosos penachos terminales, que nos encontramos por la meseta en primavera, cubriendo los terrenos de un intenso color morado.


Las flores de las lavandas tienen propiedades medicinales pero se utilizan sobre todo en perfumería.
Podemos encontrar grandes extensiones de lavanda cultivada en diversas zonas de la meseta.


Comentarios

Anónimo ha dicho que…
me encantan y como bien detallas son a prueba de todo...salvo ultimo invierno en Tandil...llegamos a tener -10° 3 dias seguidos....