Crocosmias

 

Que a las crocosmias les gusta mi tierra no tengo la menor duda. Las encuentras naturalizadas en muchísimos lugares: pastizales, riberas de ríos, taludes, bordes de caminos… 
Estas bonitas plantas de la familia de las Iridáceas son amantes de la tierra fértil y húmeda y de eso, aquí en Cantabria, tenemos y mucho. 

Dicho esto, me veo obligada a decir que en algunos lugares, la crocosmia está hoy día considerada como planta invasora debido precisamente a la facilidad con que se naturaliza o asilvestra, ocupando nichos y desplazando a especies nativas hasta ponerlas en peligro de extinción.

Las crocosmias se desarrollan muy fácilmente a  partir de un cormo (bulbo sólido, sin escamas) o engrosamiento subterráneo del tallo que se planta en primavera enterrándolo unos 5 cm. 
A la temporada siguiente, a partir de este órgano, se forman bulbillos de los que nacen nuevas plantas. 

Las hojas, lanceoladas, largas y estrechas, de color verde, surgen del propio bulbo al igual que los delgados pero resistentes tallos florales sobre los que aparecen las flores colocadas a lo largo en dos series a ambos lados.



Florecen en verano y permanecen mucho tiempo frescas y lozanas en la planta. 
Las flores son de color naranja con irisaciones rojas y amarillas. Tienen forma de campana que se abre en largos lóbulos redondeados.


Comienzan a abrirse por la parte inferior mientras siguen apareciendo nuevos botones en la superior. 

Pueden alcanzar hasta el metro de altura y formar, a partir de unos pocos cormos, densos grupos que van aumentando su tamaño con los años. 

Es una planta ideal para flores cortadas, no solo por su belleza sino también porque se conservan durante largo tiempo.

 
Les gusta 
  • La semisombra. Se adaptan también a las zonas umbrías del jardín. 
  • Temperaturas moderadas, ni muy altas ni muy bajas. En zonas frías, conviene sacar los cormos de la tierra durante el invierno para que no se hielen. 
  • Suelo bien drenado pero húmedo, fértil y acolchado. 
  • Riegos regulares. 
Cuando se han multiplicado en exceso y están muy juntas, las plantas crecen débiles y florecen poco por lo que cada cierto tiempo, conviene sacarlas y volver a plantarlas separadas en tierra nuevamente enriquecida con compost.
 

Los bulbos se plantan en primavera, a unos 5 cm de profundidad.

Las crocosmias alegran el jardín a finales del verano, cuando ya van quedando pocas plantas con flor.

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