De yema a fruto
Las yemas son pequeños abultamientos de forma ovalada o apuntada que se encuentran en las ramas, en la base o axila de las hojas y también en el extremo de tallos y ramas (yema apical).
Las yemas son los órganos de que se vale el árbol para desarrollar la copa y florecer.
En los frutales caducos como manzano, peral y ciruelo, podemos encontrar yemas del año (las que nacen en los brotes nuevos primaverales y yemas de un año (las que nacieron la temporada anterior). Las que florecen y fructifican un año siempre son las que se formaron el pasado año.
Durante el invierno o época de reposo del árbol, las yemas (del año anterior) no descansan. Se van conformando por dentro y a finales de la estación, acumuladas las correspondientes horas de frío invernal, comienzan a desperezarse.
Yemas que se formaron la primavera anterior y se abren esta primavera
La yemas nuevas se forman en primavera, en los brotes y ramitas nuevos que desarrolla el árbol a partir de las yemas del año anterior.
Las yemas de leño o yemas vegetativas son más delgadas y puntiagudas y dan lugar a los nuevos brotes.
Yemas de leño, delgadas y puntiagudas
Las yemas de flor o fructíferas, son en general algo más redondeadas y ligeramente más grandes que las de leño y dan lugar a una o varias flores o a flores con unas hojitas.
Hay también yemas llamadas mixtas que dan lugar a brotes y flores a la vez.
Yema mixta de manzano
Dejo a un lado, de momento, las yemas de leño y me centro hoy en las yemas de flor:
En primavera como hemos dicho, las nuevas yemas se forman en los nuevos brotes.
A lo largo de la primavera y el verano, el árbol envía los nutrientes hasta la yema apical (la de más arriba) por lo que es esa yema la que más se desarrolla y la que provoca el crecimiento de las ramas.
Yema apical (la que se encuentra en el ápice)
Dicho pinzamiento no debe hacerse antes de finalizada la inducción floral (de finales de junio en adelante), cuando las yemas ya se decantan por ser masculinas o femeninas.
En otoño e invierno, con las sustancias que los árboles van acumulando en el tronco y las ramas, las yemas realizan su tarea, inician el proceso de inducción, van engrosando y a finales de este mes, se hinchan de forma evidente.
A principios de la siguiente primavera, las escamas exteriores que la protegen, se separan y las yemas comienzan a abrirse.
Dependiendo de la situación en el árbol y de la luz y sol recibidos, unas partes del árbol florecen antes que otras.
Una vez fecundadas las flores, los pétales se marchitan y caen, los estambres se secan y los ovarios fecundados se quedan adheridos al pedúnculo.
Este momento es muy importante. El árbol no debe pasar sed ni tener exceso de agua, ni sufrir vientos secos, ni recibir abono nitrogenado. Tampoco debe practicarse poda alguna.
Así y todo, muchos frutillos se desprenderán solos y caerán al suelo. El árbol se libra de todo aquello que no podrá sacar adelante.
Caso destacado son los cítricos que pierden muchísimos frutillos pero ¿os imagináis todas esas naranjas de la foto convertidas en frutas de 300 g cada una?
A finales de verano y en otoño tiene lugar la recogida de los frutos. Las yemas que han nacido este año, comenzarán de nuevo la misma historia.
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