Erino de roca, siempreniña
Qué nombre tan curioso le pusieron nuestros antepasados a esta pequeña planta cespitosa que crece espontánea en las grietas de las rocas calizas y en pedregales de montaña.
Pertenece a la familia de las Escrofulariáceas junto con otras plantas de flores diminutas tales como Veronicas y Cimbalarias.
En el caso de Erinus alpinus, todo ello es diminuto: hojas y flores, también las matas jóvenes aunque estas pueden con el tiempo llegar a cubrir cierto espacio.
Como vivaz, finalizado su ciclo, deja morir la parte aérea y aparentemente desaparece para reaparecer de nuevo a finales del invierno.
Aquí en mi tierra, se comporta como perenne desarrollando una base algo leñosa y florece durante casi todo el año aunque más abundantemente de mayo a octubre.
Los tallos de la siempreniña son algo rojizos y algo peludos aunque esto último apenas se aprecia a simple vista ya que son muy delgados y no suelen superar los 15 cm de altura.
Las hojas, tanto las basales que forman roseta como las dispuestas en los tallos de forma alterna, son pequeñas, algo carnosas, de forma espatulada y de un color verde muy intenso. Se estrechan en la base hasta formar una especie de peciolo y tienen en el borde 3 o 4 dientes, dos a cada lado.
Las flores están formadas por un cáliz verde y una corola rosada, morada o lila. Surgen en racimos en el extremo de los tallos.
El cáliz tiene 5 sépalos libres desde la base, alargados primero, ovalados después, terminados en una pequeña punta. Juntos forman una especie de campanilla de la cual surge la corola.
La corola, de unos 8 o10 mm de diámetro, tiene forma campanulada, con un tubo largo y estrecho de color púrpura con un ligero toque amarillo y pelos en su interior, que se abre en 5 lóbulos rosados, morados o lilas, tres de ellos iguales entre si y otros dos mas estrechos e iguales así mismo entre si.
El fruto es una cápsula con muchas semillas. Añadiré la foto cuando la consiga.
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Muchos besos.