Pimpinela, perifollo


Hay un camino a lo largo del río por el que paseamos con muchísima frecuencia.
Creí que ya no nos quedaba en él, una planta sin contemplar o fotografiar y he aquí que no hace mucho nos encontramos con la pimpinela.

Deberíamos haberla visto antes pues es una planta vivaz que, aunque en invierno deja morir su parte aérea, a la temporada siguiente vuelve a brotar en el mismo lugar por lo que a veces, acaba hasta desarrollando una cepa leñosa.

El caso es que un día, nos llamó la atención un hermoso follaje que asomaba entre los hierbajos, en las rocas calizas de un muro.


Nos gustaron las hojas compuestas de folíolos ovalados y dentados, perfectamente emparejados salvo el último (imparipinnadas les llaman) y le hicimos una foto.

Como vimos que estaba desarrollando tallos erectos de color rojo que prometían futuras flores terminales, volvimos con la cámara pocos días después.


La impaciencia por ver las flores era grande. Volvimos a los dos días pero ella, relajadamente, seguía su ritmo.


Tuvimos que darle un poco más de tiempo para que, por fin, formara unos capullos que prometían impresionarnos...

Cuando por fin floreció, nos decepcionamos un poco. Esperábamos flores más aparentes y sin embargo, teníamos delante unos pequeños glomérulos de flores que carecían de pétalos.

Pero volvimos a los pocos días cámara en ristre y la impresión fue alucinante.


Observamos cómo se distribuían las flores en el glomérulo: arriba las femeninas, abajo las hermafroditas con largos estambres con filamentos rojos y anteras amarillas que se cimbreaban con el viento.

Ahora sí que nos colmó de satisfacción el haberla encontrado. Se trataba de la Pimpinela o perifollo (Sanguisorba rupícola), subespecie de Sanguisorba minor, perteneciente a la numerosa familia de las Rosáceas.


Esta pequeña planta de la familia de las Rosáceas que no sobrepasa los 30cm de altura, en mi tierra de origen no encuentra las condiciones adecuadas y por eso allí no crece así que yo ignoraba todo de ella, por ejemplo, que por estas tierras del norte, antiguamente, se cultivaba a veces en los huertos y que sus hojas, con un intenso sabor a achicoria, se consumían en ensalada o se añadían a bebidas para aromatizarlas.

¿Queréis descubrirla y vivís cerca de algún roquedo calizo? Comienza su floración en abril pero la continua hasta finales de verano así que aún estáis a tiempo.

Hace pocos días hemos tenido la suerte de encontrarnos en otro lugar con otra de su familia y género: la Sanguisorba verrucosa que, pese a su nombre también es una monada.

Es un poco diferente aunque guardan un aire. La verrucosa tiene hojas basales en roseta, también compuestas de foliolos dentados pero más alargados y largos tallos erectos también con hojas.


En las fotos se pueden observar las características que diferencian a las dos especies.


Al igual que su hermana, las flores carecen de pétalos; solo tienen 4 sépalos de color verdoso y se disponen en glomérulos globosos, arriba las femeninas con los estigmas de color rojo y abajo las hermafroditas.


Empieza a florecer en marzo. Crece en pastizales y roquedos.




Nosotros la fotografiamos en un pastizal a orillas del pantano del Ebro.



Comentarios

Montse ha dicho que…
Por aquí también está esta Pimpinela y es una planta que me gusta especialmente.
Lidia, has hecho unas fotos preciosas!
Muchos besos.