LOS GATOS: UN PELIGRO REAL PARA LA VIDA EN EL JARDÍN
Lagarto tomando el sol sobre un Juniperus horizontalis
Estos preciosos lagartos vivían en nuestro jardín. Era su hábitat natural, aquí habían vivido siempre, no los trajimos nosotros.
Un día, mi vecina se hizo con un gato. Como vivimos en el
campo, en un pequeño pueblecito, el gato corretea por ahí libremente: va de su
jardín al nuestro y, supongo, al de los demás vecinos.
Además de “cuidar” de su gatito, mi vecina, gran amante de
estos felinos, da de comer a todos los gatos callejeros que pasan por aquí con lo que nuestro barrio y nuestro jardín
están siempre bien surtidos de dichos animales.
Los gatos crían alegre y libremente grandes camadas de gatitos
que pasan a engrosar el número de visitantes del jardín.
Bien, no me extiendo mucho más y termino la historia: los
lagartos ya no existen. Se acabó verlos tomando el sol sobre las plantas
rastreras y las rocas.
Camachuelo posado en las ramas del ciruelo
El resto de los animalillos del jardín, susceptibles de ser
depredados por los gatos, están también desapareciendo.
Los pajarillos que aún se atreven a vivir aquí, se posan
temerosos, presintiendo continuamente el peligro. El otro día he visto a un gato en el jardín con un pajarillo en sus fauces.
Los dos pececitos supervivientes
¿Y los peces del estanque? Eran nuestra alegría y digo
eran porque de nueve ya solo quedan dos. Uno de los gatos los va matando uno a uno y, no
sé por qué diabólica razón, en vez de comérselos que sería lo lógico, nos los
deja muertos sobre la alfombra de la entrada.
Desde que iniciamos el jardín hemos intentado atraer la vida animal hacia él, convertirlo en un hábitat en el que quepan plantas y animalillos no perjudiciales…¡qué impotencia!
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