ALCACHOFAS EN EL JARDÍN


Siempre me gustó el sabor ligeramente amargo de las alcachofas, su porte tan elegante, sus enormes hojas plateadas...

Cuando empecé con el  huerto, las alcachofas fueron de las primeras hortalizas en poblarlo.
Al principio no se me dieron muy bien pero no quise renunciar a plantas tan hermosas y decidí no esperar de ellas nada más que su hermosura e impresionante presencia  así que las saqué del huerto y las coloqué  por el jardín junto con otras flores.


Mientras tanto, he ido aprendiendo cosas sobre ellas y sobre su cultivo.

Son plantas perennes, verdaderos cardos de la familia de las Compuestas, que desarrollan grandes hojas de color verde azulado muy divididas en segmentos.
Los frutos, o sea, lo que nos comemos, son los capullos de las flores antes de que se abran. Los peciolos de estas son también comestibles.


Qué les gusta
  • Un suelo fértil y rico que retenga la humedad, no demasiado ligero, que no se seque en verano pero que tampoco se encharque.
  • Mucha materia orgánica. Si el terreno es ácido, conviene añadirle un poco de cal.
  • Un lugar protegido de los vientos.
  • Semisombra o sol no muy fuerte.
  • Protección en invierno en climas frescos. Se le recubre el suelo con una capa de paja o frondes de helecho de unos 15cm de altura.
A veces, las hojas resultan dañadas en invierno y se marchitan pero las raíces sobreviven y en primavera vuelven a rebrotar.

Multiplicación

Aparte de los tallos florales, las plantas de alcachofa desarrollan unos hijuelos o estolones desde la base, que sirven para reproducirlas.
Se sacan con un cuchillo afilado procurando que porten algo de la planta madre y se plantan en un hoyo con tierra bien enriquecida con materia orgánica o compost.
Esta operación se realiza en primavera si el clima es templado y en otoño si es cálido.

Si sembramos semillas, lo haremos a principios de primavera en un semillero protegido del frío. Más adelante, en primavera, las trasplantamos a su lugar definitivo y recogeremos alcachofas  a principios del otoño siguiente. Si el clima es frío, se recolectan en invierno y principios de primavera.


Al trasplantarlas, hay que afirmarles bien la tierra alrededor para que arraiguen y regarlas en abundancia para que se recuperen mejor del shock que les supone.


A finales de otoño, cuando empieza el mal tiempo, se podan.

Si se recolectan jóvenes y tiernas, son exquisitas y pueden consumirse enteras.  Se cortan con un trozo de tallo.


Algunas recetas con alcachofas: pinchar aquí.



Comentarios

C. Lucio ha dicho que…
Buenas noches; da gusto ver esas plantas de alcachofas. Hace un año que las tengo y han estado llenas de pulgón y enfermizas como dices que te ocurría antes de pasarlas a la rocalla.
Voy a cambiarlas de sitio ¿mejor que las de el sol todo el día?
Saludos y gracias.
Lidia ha dicho que…
Hola: Pues si, cámbialas de lugar y ponlas en un suelo profundo y rico que conserve la humedad pero que no se encharque, ubicado en un lugar soleado. Si vives en el norte como yo, el pleno sol es ideal ya que son pocas las horas de insolación y el sol no pega fuerte. Los pulgones negros tan desagradables suelen aparecer con el exceso de humedad y el poco sol. Un saludo