EL LAUREL REAL (Prunus lauroceraso) Cómo cuidarlo y podarlo
El laurel real, también llamado lauroceraso o laurel cerezo,
es un arbusto de la familia de las Rosáceas, de hoja perenne que, pese a su nombre, no debemos confundir con
el laurel común (Laurus nobilis) de la familia de las Laureáceas.
Y no debemos hacerlo porque las hojas del laurel real que también son aromáticas, contienen una pequeña cantidad de ácido prúsico que es un veneno mortal por lo
que no son aptas para aromatizar los guisos como se hace con las del laurel común.
El lauroceraso tiene un
hermoso follaje, quizá más atractivo que el del laurel común.
Sus flores de color blanco son más aparentes que las de aquel y se agrupan en
espigas erectas.
Sus hojas son coriáceas (como de cuero), con borde dentado, el haz de un verde brillante, el envés mas claro y sin brillo y generalmente, algo más grandes que las del laurel común aunque no siempre.
Se multiplican preferentemente por esqueje pues las semillas
para que germinen han de estar estratificadas (pasar un invierno bajo tierra).
Se adaptan a cualquier suelo que no sea excesivamente
calcáreo y que no se encharque.
Si queremos diseñar un jardín de fácil mantenimiento, es una
planta a tener muy en cuenta pues no nos
dará ningún trabajo y se mantendrá hermosa a lo largo de las cuatro estaciones
del año. Tendremos en cuenta, eso sí, que llega a alcanzar un buen tamaño
No es un arbusto excesivamente resistente por lo que nos
abstendremos de plantarlo en el jardín si nuestro clima es muy frío, con
heladas muy fuertes en invierno (por debajo de los -15º). Sin embargo, podremos disfrutar de ejemplares
en maceta que pondremos a cubierto cuando el tiempo empeore.
Al igual que el laurel común, puede utilizarse como seto y
como cortavientos ya que admite muy bien la poda y la plantación en hilera.
Con sus hojas grandes y sueltas que dejan pasar los rayos solares,
es un arbusto muy adecuado para formar sombras abiertas en el jardín, debajo de
las cuales podremos colocar otras plantas de semisombra que se sentirán a sus
anchas.
PODA
Responde muy bien a la poda que se realiza preferentemente
en primavera.
Si lo queremos para un seto formal, lo podaremos dos o tres
veces al año recortando las ramitas que sobresalgan y lo haremos con tijeras de mano para no cortar las hojas por la
mitad.
Si lo que necesitamos
es un seto informal, se poda solo una vez al año, después de la floración o, si
queremos conservar los frutos, a principios de primavera. También en este caso, solo se recortan un poco las ramillas.
Si se ha quedado vacío por la parte inferior y necesitamos rejuvenecerlo, se cortan todas las ramas a 50cm del suelo.
Si lo queremos como ejemplar único, en medio del césped, lo podaremos también a principios de primavera y los cortes se reducirán a eliminar las ramillas o brotes que rompan la armonía de la copa.
Si se ha quedado vacío por la parte inferior y necesitamos rejuvenecerlo, se cortan todas las ramas a 50cm del suelo.
Si lo queremos como ejemplar único, en medio del césped, lo podaremos también a principios de primavera y los cortes se reducirán a eliminar las ramillas o brotes que rompan la armonía de la copa.
Si hay niños que corretean libremente por el jardín, hay que
advertirles de que no jueguen con sus hojas ni sus frutos ni se los lleven a la
boca.
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