Brezo de Irlanda (Erica erigena)


Las flores del brezo (Erica erigena) alegran nuestro jardín a lo largo de todo el invierno; este año, acompañadas por muchas otras no tan propias de la época, a causa del invierno tan cálido que estamos teniendo.


La primera planta de brezo, la conseguí hace muchos años a partir de un pequeño esqueje que encontré desgajado en el monte y traje a casa.

Me hizo mucha ilusión ver que arraigaba pues las plantas silvestres no se domestican fácilmente, no se adaptan con facilidad a zonas y ambientes que ellas no han elegido.

El caso es que este brezo (Erica erigena), de la familia de las Ericáceas dijo que sí, que le gustaba nuestro jardín y cuando fue grandecito y pude sacarle algunos esquejes, conseguí nuevas plantas que distribuí por varios lugares.

Me resultó increíble sus capacidad de adaptación tanto en zonas umbrías y húmedas como en la rocalla, donde pasan los pobrecillos algo de sed y les da el sol más de lo que les gusta.

Todos ellos se llenan de flores en invierno y están verdes el resto del año aunque siempre más frondosos y verdes los de las zonas húmedas.

Son arbustos leñosos de crecimiento lento, de forma redondeada o globosa que desarrollan muchos tallos y ramillas finas y acostilladas, llenas de hojas diminutas linear-lanceoladas, colocadas en verticilos de 4 o 5.


Además de ser muy finas y pequeñas, las hojitas lo parecen aún más, debido a que tienen sus márgenes revolutos (enrollados hacia atrás), tapando casi el envés del que solo se aprecia una línea blanquecina.


Las flores son muy abundantes, tubulares, pequeñas campanitas de color rosa con los sépalos rosas también. Surgen en las axilas de las hojas, casi siempre todas hacia el mismo lado. Terminan en 4 lóbulos y entre ellos, asoman los estambres de color oscuro casi negro y el pistilo, mucho más largo y de color rosa o carmín.



Están florecidos prácticamente durante todo el invierno, hasta entrada la primavera.
Les gustan los terrenos húmedos y los substratos calizos.
En estado silvestre, crecen en barrancos y junto a corrientes de agua.


El brezo ha sido tradicionalmente una planta muy utilizada. Antiguamente, con sus hojas se rellenaban almohadas y colchones, con sus ramas se  fabricaban escobas y con sus flores se hacían infusiones diuréticas.
Y ¡qué decir de la maravillosa miel que fabrican las abejas con el néctar de sus flores!

Comentarios

Tania López ha dicho que…
Me encantan los brezos. Como siempre, extensa y clara información. Es cierto que los silvestres nacen donde quieren y si los transplantas no suelen arraigar. En Galicia tenemos una sabrosa miel de brezo.
Saludos
Lidia ha dicho que…
Hola Tania. Me encanta la miel de brezo y he probado la de tu tierra.
Te agradezco mucho tu visita y comentario. Un abrazo.